Bajo el castaño, reposa, esperando las caricias furtivas de los enamorados, que al abrigo de las ramas, envueltas en tonos dorados, se dejan llevar por sus corazones locos.
Mil secretos escondidos en su estructura de astillas, compartidos con el guardián que a sus espaldas se yergue, altivo, majestuoso, dando sombra y frescor en verano, y dejando volar sobre él sus hojas en la estación dorada, susurrando con la brisa que permanece a su lado.
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